Luego de pasar cuatro años internada en una clínica psiquiátrica y con una fuerte fobia al fuego, Laura es dada de alta. Sin embargo, una perimetral le impide ver a su hija Sofía, con quien desea fuertemente reconstruir un vínculo. Laura se nutrirá de las herramientas y la fortaleza necesaria para desentrañar su pasado, vencer sus miedos e intentar recuperar a su hija.