En el siglo XIX, los geólogos descubrieron evidencia de que grandes partes del hemisferio norte habían estado cubiertas por gigantescas capas de hielo. Los científicos ahora han aprendido que el aumento y la disminución de estas capas de hielo son solo un aspecto del cambio climático global, y que el planeta ha estado en el pasado más caliente y más frío que hoy. Las complejas interacciones entre las variaciones en la órbita de la Tierra alrededor El Sol, los movimientos de las placas tectónicas, la atmósfera del planeta y las corrientes oceánicas, pueden provocar grandes y rápidos cambios en el clima de la Tierra.